SRI LANKA, LA ISLA RESPLANDECIENTE

Por Bruno Bosio


sriiii

Rumbeamos hacia Asia. Lentamente fuimos dando los primeros pasos en esta isla del oceano índico llamada Ceilán hasta 1972 y luego Sri Lanka. El cambio es grande. Nos cuesta sacarnos el chip tras haber vivido nueve intensos meses de trabajo y experiencias de todo tipo en el país mas al sur de escandinavia, Dinamarca.

Pasamos del crudo invierno nórdico al sol de treinta grados y aires frescos. De la sociedad de la opulencia material y un altísimo derroche consumista a un país donde se valora cada centavo ya que cada hora de trabajo vale diez veces menos que en el otro lado del mundo. De la sociedad de las estrictas reglas de control, de un orden que intenta ser total y un Estado presente en todas las arterias de la vida social y moldeador hasta de la naturaleza a su antojo, a un país donde la religión es el gran articulador moral, social y espiritual de las personas y las costumbres. Estamos caminando un país multiétnico con casi el 70 % de la población practicante del budismo, dieciseis por ciento hinduístas, y el resto, musulmanes y católicos como minorías religiosas.

DSC_0153

DSC_0971

En Sri Lanka, por el contrario, gran parte de la naturaleza es libre, muy salvaje y crece a ritmo desenfrenado por donde se mire. Cruzar monos, iguanas, vacas, búfalos y todo tipo de aves de todos los colores es algo recurrente. La isla tiene la mayor densidad de elefantes a nivel mundial, pero si bien es posible, no es tan fácil cruzarlos si no visitas un parque nacional y pagas de treinta dólares para arriba. En Sigiriya tuvimos la suerte de cruzar uno en plena calle como se ve en la foto más abajo. El único problema es que andaba encadenado acarreado por su dueño.

DSC_0529

DSC_0429

DSC_0654

Del país donde se idolatra el «espacio privado personal» y la ausencia de bullicio o el exacervado silencio impregna el ritmo de la vida cotidiana en las calles, edificios, parques y lugares públicos a la contracara asiática del caos, ruidos, bocinazos, desorden y cuasi ausencia de momentos de intimidad. Observamos también que casi no existen espacios públicos como parques o plazas para relajar y disfrutar. Tampoco se ven muchas veredas; la calle está tomada por la dictadura de los vehículos donde se juega a la ley del mas fuerte; los grandes y viejos colectivos antiguos junto a los tuk-tuk (mototaxis) son los reyes del carnaval callejero y los peatones y ciciclistas la casta maldita y menos favorecida destinada a esquivar bocinazos o posibles accidentes a manos de algún conductor desquiciado a cada vuelta de esquina. Todo lo contrario a Dinamarca.

DSC_0438

DSC_1050

Nos trasladamos de una sociedad del respeto a las decisiones individuales y la panacea de las libertades sexuales en donde las mujeres pisan fuerte a otra estrictamente machista y patriarcal, siendo la familia y la religión la base del eje tradicional y reproductor de las costumbres. Cuando pasamos unos días en Jaffna compartiendo con un grupo de familias de la etnia Tamil, nos cuentan sus mujeres que ellas no son las que eligen al marido, sino que es al revés, el hombre elige con quien casarse y luego tiene que conseguir la aprobación del padre de la pretendida. Tampoco existen los noviazgos o encuentros casuales, se comparte «el amor» solo bajo el matrimonio. Una de ellas le confiesa a Agos que la situación es así y es muy triste para ellas. Una realidad chocante y dolorosa pero que a pasos muy lentos va cambiando con las nuevas generaciones de mujeres, sobre todo en las ciudades más grandes abiertas a la influencia occidental.

Releyendo el adiós a Copenhague, recordaba como en Dinamarca pasas desapercibido, sos un número más, llamale mano de obra barata, turista o un inmigrante más. Una sociedad muy competitiva donde se pregona la autosuficiencia y el desarrollo individual. Difícil que alguien te salude en la calle o te busque para charlar. Sri Lanka es lo opuesto. Muy familiera, tribal, amistosa y simpática. Te reciben de brazos abiertos con humildad, buscan saludarte, preguntarte de donde venís y darte charla en las calles, en los bares, en cualquier lado. Te abren las puertas de sus casas como si fueras un rey. Es una realidad que muchas personas busquen el encuentro o darte charla para ofrecerte algún servicio de taxi o para venderte algún producto, pero así también muchxs otrxs lo hacen por el simple hecho de saludar al que tengo enfrente, al que se me cruza en el camino, sin ningún negocio de por medio, solo para encontrar miradas y buscar el diálogo. Por curiosidad, por humanidad.

DSC_0609

DSC_0117

DSC_0044

La lista de diferencias podría continuar y ser muy larga. Asi también como las similitudes. Creo que un parecido bien marcado entre estos dos países es la bajisima tasa de violencia, crimen e inseguridad en sus calles. Se puede viajar con mucha tranquilidad por Sri Lanka.

Disfrutamos unos días de relax en el sur, en las playas de Mirissa e Hiriketiya. Jugos de frutas, cocos, arroz con curry, chapatis y el bendito chili fueron nuestros acompañantes cotidianos. Todo eso en un escenario de playas de aguas cristalinas y atardeceres de no olvidar.

DSC_0622

DSC_0466

De camino a las montañas decidimos conocer el pueblo de Ella. Pasamos unos días acampando en lo de una familia y realizando algunos senderos de caminata y escalada. El postre de oro fue el mítico y espectacular tren a Kandy. Un impresionante camino de rieles entre montañas, plantaciones de té, templos y pueblos perdidos. No solo el mirar por la ventana era un placer sino que adentro también fue fiesta entre mates mañaneros, facturas picantes y música en vivo.

DSC_0691

Andamos por varios pueblos y ciudades y encontramos a cada esquina una nefasta práctica recurrente que nos cuesta entender: la quema de basura. Agarran un montoncito de plásticos, papeles, cartones, botellas o lo que sea y prenden un fuego en la inexistente vereda. Así en todos lados. De sur a norte, de este a oeste, se repite la misma actividad. Entiendo que no existe un servicio de recolección ni reciclado, pero aún así me cuesta comprender…Estamos en el siglo XXI, casi todos tienen acceso a la información en Internet. No hay que ser un profesional ni haber ido a la universidad para saber. ¿Es que a nadie se le ocurre leer e investigar sobre las terribles consecuencias de quemar plásticos? No solo genera problemas a mediano y largo plazo para el ambiente y la naturaleza sino gravísimos problemas para el aparato respiratorio humano y de animales. ¿Porque quemar basura y contaminar? ¿Desinformación? ¿Negligencia? ¿tradición? Si no hay servicios de recolección ni reciclado..¿No pueden organizarse y reclamarlo exigiendole al Estado? Cientos de horas pasadas en los templos budistas, hindúes, cristianos pidiendole a los dioses ayuda, bendición y progreso…Mientras tanto los servicios públicos son precarios o inexistentes. Se contamina el aire día a día poniendo en peligro el futuro no solo turístico sino saludable de la isla. Son preguntas que me surgen, no pretendo dar lecciones de ecología. También vengo de Sudamérica y Europa en donde cantidad de industrias contaminan legalmente el aire, la tierra y el agua y pocas son las voces en su contra.

Hablo del tema con Charaka, nuestro anfitrión de Couchsurfing en la ciudad de Kandy. Es estudiante universitario y admirador de las especies, la fauna y la biodiversidad. Le pregunto que opina del tema. En mi imaginario, intento creerme la idea de que un estudiante universitario que ha pasado por la escuela primaria y secundaria ha recibido en algún año de cursado educación ambiental en alguna materia, taller, seminario o algo por el estilo, y más si se trata de un loco que sabe moverse por la jungla. Su respuesta me deja anonadado: «Si, sabemos que nos hace mal y genera contaminación, pero los Srilanqueses somos un poco pirómanos, nos gusta prender fuego y quemar cosas». Sin palabras.

Pasamos hermosos dias acampando en las afueras de Kandy, en plena jungla con ciervos, jabalíes y pájaros de todos los colores. Ayudamos a Charaka a limpiar y organizar el espacio para lo que será un futuro hostel y camping. Mientras el nos cuenta la historia e historias recientes y antiguas de su país, también nos enseña sobre las distintas plantas autóctonas, animales e insectos que habitan la zona.

DSC_0917

Agos le enseña a hacer eco-ladrillos. Los eco-ladrillos son botellas de plastico vacías de cualquier tamaño rellenas, apisonadas y compactadas de papeles envoltorios plásticos. Una vez que la botella se llena de basura y ya no queda más espacio para rellenar, se tapa y se puede utilizar como ladrillo. En Argentina hay varias personas que han construido sus eco – casas en base a estos ladrillos de basura. Me parece una excelente solución rápida (la cura de raiz sería dejar de producir tanta basura no reciclable) a un problema enorme de estos tiempos.

Nos cuentan los cingaleses que vienen de casi 30 años de guerra civil y azotes naturales como los tsunamis de la década pasada; las nuevas oleadas muy recientes de turistas representan una bendición para ellxs. Para aprender y conocer otras culturas y tambien como ayuda para sus economías familiares.

Nos enteramos que el 14 de Enero se festeja el Thai Pongal en las comunidades tamiles. Las dos grandes ciudades con presencia de esta etnia son Trincomalee en la costa este y Jafnna en el extremo norte de la isla. Sin dudarlo, empezamos la marcha rumbo norte.
A medida que vamos acercandonos al norte del país, vamos investigando y haciendonos preguntas sobre el gran conflicto que atravesó la región desde 1983 a 2009 y que se llevó la vida de más de 80 mil personas.

En una mirada de reojo y simplista uno podría decir que la guerra fue un conflicto étnico particular del país entre la mayoría de origen cingalés y la minoría tamil. Lxs tamiles al sentirse discriminados y rechazados por lxs cingaleses, conforman el grupo guerrillero separatista «Los Tigres de Liberación de Tamil Eelam», y logran constituir un estado no reconocido internacionalmente con su propio tribunal constitucional, policía, ejército, marina, fuerza aérea y hasta un banco central. Pero para entender los orígenes del conflicto debemos remontarnos más atrás en la historia.

Entre 1843 y 1859 mas de 900 mil mujeres, hombres y niñxs tamiles son forzados a migrar desde India a Sri Lanka para trabajar en plantaciones de té y café, en una cruzada del Reino Unido por maximizar las ganancias para la corona. La discriminación de la mayoría cingalesa hacia la nueva población tamil comenzó desde esos tempranos años. Como en muchos otros lugares del mundo, el paso de los colonizadores británicos dejó profundas consecuencias sociales, económicas y culturales en estas tierras. Ni hablar del anterior contacto con los portugueses en el siglo XVI que entre una de esas brutalidades, obligaban a destruir templos hindúes a los propios nativos, luego cargar los escombros de piedras en barcos y con esas mismas rocas construir fuertes en las costas, como el fuerte de Mannar. Salvajismo conquistador en su máxima expresión.

Pasamos unos días en Jaffna, la punta norte del país de mayoría tamil. Atrás quedaban los templos budistas del centro y sur y el idioma cingalés. Ahora los carteles en las calles, públicos y de negocios siguen siendo en tres idiomas como en centro y sur, pero en primer lugar el tamil, luego el cingalés y en tercer puesto el inglés.

DSC_0341

Acá vendían cerveza, pero cuando se olvidan del inglés se te puede pasar de largo…

Mientras caminamos la ciudad nos llaman la atención algunas características que no veíamos en las ciudades cingalesas. Comenzamos a ver las famosas vacas sagradas deambulando por las calles, los rasgos físicos de las personas son diferentes y en general se ve una leve mejor limpieza en las calles que en el sur. Por otro lado, ver o cruzar un par de blancos como nosotros es algo difícil que suceda.

De casualidad paramos en una pensión muy cerca del importante templo hindú Nallur Kandaswamy. Una mañana fuimos a conocerlo y pude filmar estas imágenes en plena misa:

Luego de fuertes e intensos días celebrando el Thai Pongal con las comunidades tamiles de Point Pedro, el punto más al norte de la isla, apuntamos la brújula hacia la costa este, más precisamente a Trincomalee. Más cultura tamil, templos hindúes, papayas, mangos, comidas de mar y cantidad de pescadores entre playas largas y desiertas con algunos pocos turistas.

26938199_10155206093137546_1720205807_o (1)

DSC_0275

Mientras escribo estas líneas pienso que ya nos quedan solo unos días en Sri. Se avecina un largo tiempo en India y después se verá. Si algo no va a faltar, es mucho más viaje que rodar.


Si este artículo te gustó, te decepcionó o tenés alguna crítica, opinión o comentario no dejés de escribirnos!

Si querés saber más sobre nuestro paso por Sri Lanka, te invitamos a leer «En búsqueda del Thai Pongal: el encuentro con la cultura Tamil»


 

Deja un comentario